Debido a los exámenes tengo el blog un poco dejado de lado. Pero aún así, aquí os dejo en esta entrada uno de los mejores discursos de la historia del cine, el discurso final del Gran Dictador, pronunciado por Charles Chaplin.
Esta fue la primera película con sonido que realizó este actor. En el momento de su estreno, Estados Unidos todavía estaba en paz con la Alemania nazi, pero la película ya era una feroz y controvertida condena contra el nazismo, el fascismo, el antisemitismo y las dictaduras en general. En la película, Chaplin define a los nazis como "hombres-máquinas, con cerebros y corazones de máquinas".
Esta fue la primera película con sonido que realizó este actor. En el momento de su estreno, Estados Unidos todavía estaba en paz con la Alemania nazi, pero la película ya era una feroz y controvertida condena contra el nazismo, el fascismo, el antisemitismo y las dictaduras en general. En la película, Chaplin define a los nazis como "hombres-máquinas, con cerebros y corazones de máquinas".
Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio. No quiero gobernar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible. Judíos o gentiles, blancos o negros. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos. La buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.
Hemos
progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros. El
maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro
conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos.
Pensamos demasiado y sentimos muy poco.
Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura.
Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo.
Los
aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera
naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad
universal que nos una a todos nosotros.
Ahora
mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, a millones de
hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace
torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan
oirme, les digo: no desesperéis. La desdicha que padecemos no es más
que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el
camino del progreso humano.
El
odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que le quitaron
al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre
exista, la libertad no perecerá.
Soldados.
No
os rindáis a aquellos que en realidad os desprecian, os esclavizan,
reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué pensar y
qué sentir.
Os
barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de
cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquinas,
con cerebros y corazones de máquinas. Vosotros
no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la
Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo los que no aman odian,
los que no aman y los inhumanos.
Soldados.
No
luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. El el capítulo 17 de
San Lucas se lee: "El Reino de Dios está dentro del Hombre, no de un
hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres…¡en
vosotros!" Vosotros el Pueblo tenéis el poder. El poder de crear
máquinas, el poder de crear felicidad, vosotros el Pueblo tenéis
el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una
maravilosa aventura.
En
nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos.
Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres
trabajo y dé a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Con la
promesa de esas cosas, las fieras alcanzaron el poder, pero mintieron.
Nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores
son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para
hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para
derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la
intolerancia.
Luchemos por el mundo de la razón.
Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.
Soldados.
Te recomiendo que leas Incitatus, el cónsul caballo o Discurso del Rey Alfonso XIII al abandonar España la democracia, debemos unirnos todos.