viernes, 29 de noviembre de 2013

La Educación Azteca

El Códice Mendoza recibe su nombre debido a que fue el virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza, que desempeñó su cargo de 1535 a 1550, quien lo mandó hacer con el fin de enviar a Carlos V informes sobre los antiguos mexicanos. Este códice recoge información muy interesante sobre la cultura azteca, pero en esta entrada sólo me voy a centrar en la educación que recibían los niños y las niñas aztecas. La educación viene mostrada en unos grabados muy representativos que son muy fácil de entender.

Los aztecas eran un pueblo muy sobrio el cual no trataba a los niños y a las niñas con un trato especial como solemos hacer en nuestra sociedad. En la siguiente imagen vemos que en la parte de arriba, señalado con círculos azules se muestra la edad de los niños, niños a la izquierda y niñas a la derecha. Estos niños tienen 5 años y aparecen realizando las tareas que se realizaba con esos años, los niños carreaban y las niñas aprendían a coser. El círculo blanco hace referencia a una torta de maíz que era la comida que recibía los niños a esa edad. En la parte baja de la imagen vemos que los niños que aparecen tiene 6 años, que las labores que desempeñas tienen mayor grado de dificultad y que la ración alimenticia ha subido a una torta y media de maíz al día.


Hasta el momento parece que es una educación normal, pero, como vemos en la siguiente imagen, la educación comienza a endurecerse. En esta imagen, más que el trabajo que desempeñan nos muestra los castigos que recibían si no se portaban de forma adecuada. Los niños son castigados por sus padres y las niñas por sus madres. A los niños de 9 años se le sigue manteniendo la misma ración alimenticia pero reciben un distinto castigo. Los niños son atados desnudos de pies y manos y son pinchados con una especie de clavos, por otro lado, a las niñas sólo se le pincha con un clavo en las manos. En la parte de abajo se sigue manteniendo la ración a los niños de 10 años pero los castigos son distintos, a los niños se le desnuda y se le pega con un palo y a las niñas se le ata las manos y también le pega la madre con un palo.


Los castigos para los niños de 11 años se vuelven más duro que los anteriores. Si los niños se portan mal son cogidos por sus padres y acercados a una hoguera donde se están quemando pimientos picantes, a las niñas se les hace el mismo castigo. Este castigo tendría que ser muy sufrido ya que tiene que provocar un gran escozor en los ojos. Con 12 años a los niños se les castiga atándolo de pies y manos y dejándolo todo el día acostado en tierra mojada. La niña aparece barriendo. Durante estas dos edades la ración de tortilla de maíz sigue siendo la misma que se le da desde que tenían 6 años.


A los 14 y 15 años, los niños y las niñas aparecen desarrollando trabajos de mayor dificultad, los niños ejercen labores de pesca y de carreo mientras que las niñas tejen. Durante estas edades su ración es subida a dos tortillas de maíz al día. 


Como hemos podido ver en estos grabados, la sociedad azteca no era una sociedad que tuviera tiempo para el disfrute. Desde que los niños y las niñas nacían eran preparados para desempeñar una labor en la sociedad, sin tener tiempo para poder divertirse y si cometían algún error eran duramente castigados para adaptarlos a la dureza de la vida.

ENTRADAS RELACIONADAS: Siete meses en el Río Amazonas oEl Jardín de las Delicias, El Bosco

viernes, 22 de noviembre de 2013

Justicia o No Justicia, esa es la cuestión



Antes de comenzar con esta entrada me gustaría agradecer a todos aquellos que leeis mi blog, vosotros sois los que habéis hecho posible que haya superado ya las 1000. Muchísimas Gracias y esperemos que la cifra vaya creciendo.

El fallo de la doctrina Parot por Estrasburgo ha provocado que la indignación del español frente a su justicia crezca. La justicia española viene desde hace tiempo trayendo en vilo a la sociedad, pero el colmo ha sido ver salir de la cárcel no sólo a etarras sino también a asesinos y violadores con alto riesgo de reincidencia. 

Inés del Río sale de la cárcel tras el fallo que anula la doctrina Parot.

La justicia en la democracia está enfocada como un instrumento de reinserción para todas aquellas personas que no cumplen con los límites y normas establecidos por el Estado. El problema viene cuando hay sujetos que son reincidentes o que han cometido un delito demasiado grande (véase el caso de atentados con elevado número de víctimas, por ejemplo).


¿Se puede reinsertar a este tipo de personas en la sociedad?


La respuesta a esta pregunta puede generar una gran controversia. Por un lado, se encuentran los defensores de que sí se puede. Afirman que en un Estado de Derecho no se puede actuar en contra de estos, por eso, por muy grande que sea el delito que haya cometido esta persona, siempre hay que respetar sus derechos a la hora de juzgarlo. Por otro lado se encuentran los defensores del “ojo por ojo, diente por diente”, favorables a violar los derechos del delincuente para que así pague por su delito.

Cada postura tiene que ser respetada, ya que hay que respetar el pensamiento de cada persona, pero lo que es cierto es que para que un Estado de derecho funcione, éste no puede ser violado en ningún caso. Yo creo que entre estas dos posturas se puede llegar a un punto intermedio que puede satisfacer a las dos y que puede llegar a mejorar y a crear una justicia "más justa”.

Como ya hemos dicho, el derecho de un delincuente no puede ser violado, pero creo que hay que endurecer el código penal en lo que se refiere a delitos graves. Con delitos graves me refiero a pedófilos, violadores y asesinos en serie que hayan acabado con un gran número de personas, por ejemplo. Con el endurecimiento de la condena, no sólo se consigue un castigo más duro sino que este mayor castigo proporciona un mayor tiempo para orientar a esos delincuentes a una efectiva reinserción en la sociedad.

Si te ha parecido interesante esta entrada, te recomiendo que visites Solidaridad en tiempo de crisisS.O.S Sanlúcar o Arturo Pérez Reverte, sin tapujos

martes, 19 de noviembre de 2013

Un Entierro Bomba



La anécdota histórica que hoy os voy a contar  puede resultar un poco violenta y desagradable, se trata del entierro del rey inglés Guillermo I. 



Guillermo I de Inglaterra, conocido como Guillermo El Conquistador (8 de noviembre de 1028 - 9 de septiembre de 1087), fue duque de Normandía y en el año 1066 conquistó Inglaterra, llegando al trono a costa de Haroldo de Wessex, alegando su derecho legítimo al ser primo de Eduardo el Confesor, rey anglosajón de Inglaterra. También fue conocido como Guillermo El Bastardo hasta 1066.

A lo largo de su reinado fue un rey duro, llegando a sembrar el temor y el miedo sobre sus  súbditos. Temor que se acrecentaba si tenemos en cuenta que era un gran guerrero. Como militar venció en muchísimas batallas, entre otras la de Hastings donde derrotó a los sajones.

Pero todo aquello le acabó pasando factura, comenzando a sufrir físicamente muchos problemas. En esa época comenzó a engordar de manera exagerada, lo que unido a su altura, le convirtió en el motivo principal de los comentarios jocosos de la corte. Aun así, continuo guerreando hasta que sucedió lo que tenía que suceder.

En al año 1087 luchando por los límites de una frontera en Normandía, en un poblado cercano a la localidad de Roen, Guillermo I paseaba su caballo sobre los campos quemados que dejaban sus tropas. Con lo que no contaba es que  mientras inspeccionaba la zona, su caballo se paró de golpe. Esta parada hizo que su estómago (de grandes dimensiones en ese momento) chocara bruscamente contra la silla del equino. Aquel accidente le produjo la perforación del intestino con la consiguiente filtración del contenido intestinal hacia la cavidad abdominal, ocasionando una peritonitis.

La peritonitis se fue propagando por su cuerpo con el paso de los días. Ésta le producía pus y gases, llegando a convertir su vida en un sufrimiento hasta  que el 9 de septiembre de 1087 acabó su agonía muriendo.

Lo que no sabía Guillermo era la Odisea que iba a vivir tras su muerte. Su cuerpo, muy obeso, fue trasladado a San Esteban de Caen en Francia. Éste estaba completamente lleno de pus, con gases y en gran estado de descomposición. Además, el cuerpo se había hinchado muchísimo, por lo que resultaba imposible meterlo en el sarcófago. Finalmente, un mal empujón, intentando forzar la introducción del cuerpo en el sarcófago de piedra, hizo que el cuerpo estallara frente a los presentes. El estallido vino acompañado por un gran hedor que hizo que los presentes huyeran del funeral. 


Entradas Relacionadas: Norton I, el Emperador sin Imperio o Incitatus, el cónsul caballo
 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Arturo Pérez Reverte, sin tapujos


  
En el programa de Salvados emitieron una interesante entrevista que realizó Jordi Évole a Arturo Pérez Reverte. En esta entrevista el afamado periodista y novelista habla sin tapujos sobre la crisis actual, sobre la falta de movilización de los estudiantes y sobre el nacionalismo catalán, entre otros asuntos. Aunque la entrevista tenga una gran dosis de pesimismo, creo que la opinión de Reverte invita a reflexionar sobre la situación actual.



 


sábado, 9 de noviembre de 2013

El Jardín de las Delicias, El Bosco

La semana pasada tuve la suerte de ver en el museo de Prado El Jardín de las Delicias de El Bosco. Yo ya sabía de la existencia de esta obra pero hasta ese momento no había tenía la suerte de ver el original. Es una obra que causa una gran impresión y no solo por sus vivos colores y por sus llamativos dibujos sino también por la simbología que guardan estos. Esto es lo que me ha llevado a dedicarle una entrada para que todos vosotros disfrutéis de la gran genialidad de este pintor.

El Jardín de las Delicias, El Bosco

Hieronymus Van Aeken Bosch (1450-1516), conocido en España como El Bosco fue uno de los grandes representantes de la escuela flamenca y su obra despertó un gran interés en el rey Felipe II. En su pintura el contenido es más importante que la forma, por lo que su estilo es más bien arcaico y contrasta con los otros pintores flamencos. Sus temas son alegorías de múltiples lecturas y significados, ya que parecen guardar relación con ideas alquímicas, sectas ocultas, supersticiones y creencias populares.

El tríptico cerrado muestra en grisalla el final del tercer día de la Creación. Arriba, a la izquierda, aparece Dios Padre con triple corona y un libro abierto. El mundo de El Bosco sigue las convenciones de la época: la tierra es plana, con agua alrededor y con abundante vegetación, rodeada de una esfera, con reflejos luminosos para dar la impresión de ser cristalina y traslúcida.



El interior del tríptico destaca por la brillantez de su color que contrasta con los tonos apagados de su exterior.  En la tabla izquierda se representa la creación de Adán y Eva por Dios, en un paisaje dominada por la Fuente de la Vida. Cerca de Eva merodean conejos, sapos y culebras, que probablemente simbolizan el pecado que se avecina. 



El panel central es el que da nombre al tríptico, conocido como El jardín de las delicias o La pintura del madroño está poblada por gran número de figuras humanas, animales, plantas y frutas. Las primeras desnudas a excepción de la pareja del ángulo inferior derecho, que se suele identificar con Adán y Eva tras la expulsión del Paraíso, ya sean hombres, mujeres, blancos o negros, generalmente aparecen en grupos o en parejas. Los animales reales o fantásticos muestran dimensiones muy superiores a las normales, al igual que plantas y frutas. No hay duda de que en esta tabla El Bosco representa al mundo entregado al pecado y muestra a hombres y mujeres desnudos, manteniendo relaciones con una fuerte carga erótica o sexual alusiva al tema dominante en esta obra, el pecado de la lujuria, aunque no sea el único. Por ejemplo, como se puede ver en la siguiente imagen, hay un hombre y una mujer que están dentro de una esfera de cristal aparentemete manteniendo relaciones y debajo hay un hombre asomando la cabeza, eso significa que la mujer de arriba le está siendo infiel y él carga con el peso del adulterio.

 

En el plano medio, El Bosco representa un estanque lleno de mujeres desnudas. Fuera de él, gira a su alrededor un grupo de hombres sobre cabalgaduras distintas, algunas fantásticas, alusivas a los pecados capitales. En el superior el pintor incluye cinco construcciones fantásticas sobre el agua, la central similar a la fuente de los cuatro ríos del panel del Paraíso, aunque resquebrajada. Se alude con ello a su fragilidad, al carácter efímero de las «delicias» que gozan los seres humanos que pueblan este jardín.
 


En el panel derecho, El Bosco representa el Infierno, el más impresionante de los conocidos del pintor, al que se suele llamar «Infierno musical» por la importante presencia de instrumentos musicales, utilizados para torturar a los pecadores que dedican su tiempo a la música profana.
 

De toda la escena, lo que más atrae la atención es el plano medio con la figura del hombre-árbol, asociado con el demonio, tanto por su color claro sobre fondo oscuro, como por su gran tamaño en relación a los otros seres representados. Si en el jardín de las delicias dominaba la lujuria, en el Infierno reciben su castigo todos los pecados capitales. 

 
Buen ejemplo de ello es el monstruo sentado en el primer plano, a la derecha de la tabla, que devora hombres y los expulsa por el ano (avaros). Sin duda alude a los glotones, al pecado de la gula, el interior del tronco del hombre-árbol, en el que los personajes desnudos sentados a la mesa esperan a que los demonios les sirvan sapos y otros animales inmundos, al igual que se destina a los envidiosos el suplicio del agua helada. Tampoco faltan castigos para los vicios censurados por la sociedad de la época, como el juego, o para alguna clase social, como el clero tan desprestigiado entonces, como se verifica en el cerdo con toca de monja que abraza a un hombre desnudo, abajo, a la derecha de la tabla.
 

Las interpretaciones son casi tan numerosas como elementos extraños contiene la obra. La más extendida considera a este tríptico como una sátira moralizante: el hombre al incurrir en el pecado original abandona el Paraíso para entregarse a todo tipo de vicios y excesos, cuyo desenlace final no puede ser otro que las torturas del infierno. 

Si te ha gustado esta entrada no dejes por ver Norton I, el Emperador sin Imperio o Incitatus, el Cónsul Caballo