Hoy os traigo un cuadro que me
asombró mucho en mi visita al Museo del Prado. Es una obra que te transporta a
la escena, haciéndote sentir la melancolía de la reina Juana al perder a su esposo.
Esta obra pertenece al género
histórico en España y fue realizada por Francisco de Pradilla en 1878. Se trata
de la evocación del viaje que hace doña Juana desde la Cartuja de Miraflores a
Granada acompañando el cadáver de su esposo Felipe el Hermoso.
Según la crónica de Pedro Mártir
de Anglería, la comitiva estaba compuesta por eclesiásticos, nobles y
caballeros, y en una de las jornadas, de Torquemada a Hornillos, "mandó la reina colocar el féretro en
un convento que creyó ser de frailes, mas como luego supiese que era de monjas,
se mostró horrorizada y al punto mandó que lo sacaran de allí y le llevaran al
campo. Allí hizo permanecer toda la comitiva a la intemperie, sufriendo el
riguroso frío de la estación".
Pradilla recoge este momento en
la obra, reflejando el drama amoroso, los detalles de la comitiva y la riqueza
del paisaje invernal castellano.
La figura de doña Juana ocupa el centro de la composición. Ella viste un grueso traje de terciopelo negro que pone de manifiesto su avanzado estado de gestación. En su mano izquierda podemos observar las dos alianzas que indican su viudedad.
La figura de doña Juana ocupa el centro de la composición. Ella viste un grueso traje de terciopelo negro que pone de manifiesto su avanzado estado de gestación. En su mano izquierda podemos observar las dos alianzas que indican su viudedad.
La reina vela el féretro de su
esposo, colocado sobre parihuelas y adornado con las armas imperiales. Dos
grandes velones mortuorios flanquean su cabecera. Junto al catafalco se
encuentran una joven dueña y un fraile de blanco hábito, leyendo en voz baja
una plegaría y sosteniendo un cirio.
Destaca la mirada perdida de la
reina contemplando el féretro, ella permanece impasible ante las inclemencias
del tiempo, como delata el fuerte viento que arrastra el humo de la hoguera. Alrededor
de la reina, las damas y caballeros de su séquito observan atónicos y sobrecogidos
a su señora.
El fondo está ocupado por el
monasterio del que doña Juana sacó el féretro de su marido al saber que estaba
ocupado por monjas; en el extremo contrario aparece el resto de la regia
comitiva.
Pradilla muestra en esta pintura,
caracterizada por su singular realismo, su habilidad para la composición
escenográfica, el sentido rítmico y equilibrado de la composición y su
conocimiento histórico, a través de los trajes y accesorio incluidos.
Este autor le dedicó otra obra a doña Juana que se titula: La reina doña Juana "la Loca" recluida en Tordesilla con su hija la infanta Catalina. Aquí vemos de nuevo la mirada perdida de la reina.
Si quieres ver obras relacionadas te recomiendo El Jardín de las Delicias, El Bosco o La Adoración de Los Pastores del Greco
Este autor le dedicó otra obra a doña Juana que se titula: La reina doña Juana "la Loca" recluida en Tordesilla con su hija la infanta Catalina. Aquí vemos de nuevo la mirada perdida de la reina.
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Desde que estudie historia en el colegio secundario, me atrajo esta pareja tan peculiar, su vida y sus avatares después de muerto él, hasta el día de hoy recuerdo a estos personajes.
ResponderEliminarCuando estuve frente al cuadro de Pradilla, en el Prado todo lo leído se hizo visible a través de los ojos del pintor. Coincido con tu observación sobre la mirada perdida de doña Juana.
Excelente publicación. Mis mayores saludos.